La sentència del TC : llibre de capçalera

Carme-Laura Gil.

He llegit la sentència del TC. Només té un propòsit: convertir Catalunya en una regió espanyola, anul·lar jurídicament la dèbil diferència que estableix la Constitució espanyola entre “regions” i “nacionalitats”.

La llengua catalana és relegada a l’estatus de llengua secundària, passa de ser “la llengua” a “una llengua”, una de les dues llengües vehiculars a l’ensenyament, a l’Administració, als mitjans de comunicació de la Generalitat … pues “no podrá entrañar nunca que haya de ser utilizada como lengua única por la Administración pública” i “el catalán es lengua vehicular y de aprendizaje pero no la única que goce de tal condición”. Ja no podem exigir ser atesos en català a una tenda , a un servei, perquè la sentència conclou que entre privats no hi el deure de conèixer el català, només el castellà.

Les lleis del nostre Parlament són subjectes a les del Govern espanyol, perquè aquestes emanen de la Constitució-són mandat del poble espanyol, les catalanes emanen de l’Estatut, una llei orgànica, inferior.

Tres en uno

J.L. López Bulla.

1.- Ladrones.

La contabilidad no es una habilidad con la que cuente nuestro presidente federal. De hecho su trayectoria lo refleja como un hombre sin realidad sólida, una especie de fluorescencia ingrávida, sin más notoriedad que la de haber encontrado un ser todavía más insubstancial como opositor, el Sr. Rajoy. Uno hace mejor al otro, sin que ninguno de los dos sean substancia concreta.

Un hombre fluorescente no sabe de contabilidad, ni de anotaciones que devenguen obligaciones posteriores. Un hombre fluorescente vive a la luz del momento y fluye fuera de compromisos, creencias y pensamientos. Es un hombre que tiene altísimos costes para los que se le acercan y no diremos para los que hacen negocios con el. No paga nunca lo que debe.

Hemos visto muchas acciones presidenciales que provienen de la carencia total de esencia política y de un desconocimiento absolutamente global de la economía, características muy propias de la fluorescencia. Hoy podemos anotar otra circunstancia nueva en la misma línea, la reforma de las cajas de Ahorro.

Al final, només els queda el futbol

Vicent Sanchis.

El debat de política espanyola –allò que ells en diuen, amb la benedicció del Tribunal Constitucional, debate del estado de la nación– va donar ahir per a molt poc i encara gràcies. José Luis Rodríguez Zapatero va anunciar que buscaria “vies legals” per recuperar tota la bugada perduda amb la sentència del Constitucional sobre l’Estatut d’Autonomia, va reivindicar les mesures d’ajust que el va obligar a prendre la Unió Europea i va fer volar coloms amb el pacte energètic que busca lligar amb el PP, amb la fantasmagòrica llei de l’economia sostenible i amb una reforma de l’educació que trau matrícula en retòrica. Mestre, quina toquem? La de sempre amb una mica més de bombo. Zapatero fa molt de temps que va exhaurir tot el crèdit. I el debat sobre política general d’ahir va ser, més aviat, una brega general. Una discussió absurda contra un cap de l’oposició encara més insolvent que ell. El president espanyol hauria de dissoldre el Parlament i Mariano Rajoy s’hauria de dissoldre ell. Per què fan debat? Que facin vacances!

Zapatero se refugia en Catalunya

Jordi Barbeta.

Si el PP no apoya las reformas económicas del Gobierno, es porque el PP quiere poner palos en las ruedas para que España no salga de la crisis. Y los centenares de miles de catalanes que se manifestaron el sábado en Barcelona, incluidos los socialistas, están muy equivocados porque la sentencia contra el Estatut es muy buena para ellos. Esto es lo que vino a decir ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el denominado debate sobre el estado de la nación –única e indivisible– y después se quedó tan ancho.

El Estatut de Catalunya, que tantos quebraderos de cabeza le ha acarreado a Zapatero, lo utilizó ayer el presidente del Gobierno en su beneficio para sortear la confrontación con Mariano Rajoy sobre la cambiante política económica de su Gobierno. Nada más empezar su intervención inicial se refirió a la sentencia del Estatut con ganas de provocar al PP, aunque esta vez Rajoy no mordió el anzuelo y evitó entrar al trapo. Pero el problema catalán se convirtió en el asunto principal del debate.

Era el de ayer un debate que Zapatero afrontaba en las peores condiciones y probablemente por ello no intentó ganarlo en ningún momento. Su misión era quitárselo de encima y aunque su rival, Mariano Rajoy, le dio hasta en el carnet de identidad, acabó visiblemente magullado pero políticamente entero. Vivito y coleando.