La batalla de Madrid

Gorka Landaburu.

Agosto es un mes donde las noticias políticas escasean. Aunque los partidos montan guardia, para estar al tanto de cualquier acontecimiento, toda la atención mediática se centra generalmente en las catástrofes medio ambientales que surgen en el planeta o en el País Vasco donde los radicales siempre aprovechen este periodo estival para llamar la atención. Esta vez, la noticia ha surgido en Madrid y precisamente en la batalla que se ha desencadenado en el seno de la Federación Socialista Madrileña (FSM), de cara a las próximas elecciones autonómicas de la próxima primavera. Tomás Gómez, actual secretario general de los socialistas en la capital, llevaba varios meses intentando buscar un hueco en los medios de comunicación.

El alcalde más votado de España, en dos elecciones consecutivas en Parla, acapara la mayor parte de los titulares de la prensa gracias a Rodríguez Zapatero que ha manifestado claramente que prefería como candidata a la Comunidad de Madrid, a su actual ministra de Sanidad Trinidad Jiménez que al propio Tomás Gómez. Sin embargo, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE no ha convencido a Gómez para que retire su candidatura.

Un año sin atentados

Gorka Landaburu.

No cabe la menor duda que en Euskadi todos los amenazados por la banda terroristas viven, desde hace varios meses, con cierta tranquilidad. La ausencia de atentados por parte de ETA nos hace recordar la época de las treguas. Hace justamente un año, ETA colocaba una coche bomba en la casa cuartel de Burgos que a punto estuvo de acabar con decenas de vidas. Al día siguiente, los terroristas que se desplazaron a Mallorca asesinaban a Diego Salva y Carlos Sáenz de Tejada, dos jóvenes guardias civiles. Los que idearon y provocaron estos atentados y estas muertes están en la cárcel, como lo están los principales dirigentes de la organización terrorista que han ido cayendo por la presión policial y la colaboración internacional. Todos nos debemos alegrar de estos éxitos policiales que han permitido, en buena medida, que ETA se encuentre quizás en su fase terminal, aunque esto no se producirá de la noche a la mañana. No se trata de echar las campanas al vuelo y, a pesar de la falta de atentados, hay que mantenerse en guardia porque nunca se sabe cómo pueden reaccionar los terroristas aunque estén acorralados y a la defensiva.

Sin embargo, y además de felicitarnos por la política llevada desde el Ministerio del Interior, tenemos que salir del análisis simplista y constatar que la política vasca ha dado un giro importante. El cambio de gobierno en Euskadi es un factor preponderante del nuevo clima que se vive en el País Vasco. A este cambio hay que añadir los pasos que se vienen dando en la denominada izquierda abertzale, que parece apostar por las vías democráticas aunque todavía no cuente con el aval de ETA.

Reflexión sobre La Roja

Gorka Landaburu.

La indiscutible victoria de la selección española, que le ha permitido proclamarse campeona del mundo por vez primera, ha provocado un sentimiento unánime de alegría y jolgorio en todo el país. Este éxito merecido y trabajado corresponde en primer lugar a una generación excepcional de futbolistas que, además, con su actitud y su saber estar ha convencido y conquistado el corazón de la gran mayoría de españoles, pero también la del mundo entero, como se ha reflejado en toda la prensa internacional. En la mayor parte de las ciudades, la gente ha salido a la calle, de forma espontánea, para celebrar y festejar el título mundial. Este fenómeno no es nuevo, y este tipo de manifestación también se han vivido en Italia o en París cuando sus selecciones vencieron en el Mundial hace cuatro o doce años. Nadie discute que el fútbol es el deporte rey. Que mueve pasiones y provoca entusiasmos incontrolables. De la misma manera que uno se identifica con los colores de su club, sea del F.C. Barcelona, Real Madrid o Athletic de Bilbao, esta vez el referente han sido los muchachos de Vicente del Bosque. En una época donde los valores más tradicionales tienden a desaparecer, y donde la globalización difumina el sentimiento patriótico, el fútbol ha devuelto el fervor y la necesidad de identificación.

Sin acuerdo, como siempre

Gorka Landaburu.

Como de costumbre, ante un fracaso estrepitoso nadie quiere asumir su responsabilidad. El fiasco de la negociación sobre la reforma laboral ha sido, como se preveía, la crónica de una muerte anunciada. Las causas del despido y su indemnización son, según el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, las que han provocado la ruptura de la negociación. Para los sindicatos, el pacto ha sido imposible porque los empresarios no tenían ninguna intención de llegar a un acuerdo. Esta es la triste realidad de un diálogo social que se ha vuelto a romper y que pone en evidencia que estamos muy alejados de acuerdos anteriores en el tiempo, como los Pactos de la Moncloa donde Gobierno, partidos y agentes sociales eran capaces de negociar, firmar convenios y compromisos como lo exigía la situación del momento. Es cierto también que los negociadores de esa época se llamaban Felipe González, Santiago Carrillo, Manuel Fraga Iribarne o Nicolás Redondo. Hemos perdido la cultura del pacto y del acuerdo para pasar a la guerra de trincheras, donde al adversario o al “ enemigo” se le niega hasta el oxígeno, aunque sea para el bien común.