Los socialistas madrileños ante su futuro; mucho más que Trini o Tomás

Carlos Carnicero.

Las formas, en democracia, son parte del fondo. Pero llega un momento en que el fondo se puede tragar la forma. Creo que es lo que ha ocurrido con la campaña de las elecciones primarias en Madrid. Trinidad Jiménez, que partió tocada por la torpeza con que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero la trató de imponer, ha conquistado su legitimidad en una campaña inteligente e innovadora en la que ha antepuesto sus proyectos sobre el futuro de los madrileños al poder orgánico del partido. Y en esa dialéctica, el retrato de Tomás Gómez ha salido sepia, porque el papel donde se imprimió ya se ha quedado antiguo y obsoleto. Es el socialismo encerrado en cada casa del pueblo para que no entre quien no sea adicto al jefe. Trinidad simboliza la posibilidad de que en esas casas del pueblo entre aire fresco y se proyecten hacia fuera. Tengo respeto por los dos, pero creo que ahora mismo Tomás es más de lo mismo en un partido que lleva tres años acomodado a la oposición y al que parece que le asusta el poder.

Los partidos de izquierda necesitan una profunda renovación que acabe con las taifas como sustitutivo del control de los militantes. Los señores feudales tienen que dar paso a la asamblea no permanente. Cada caballero feudal no puede seguir contando con incondicionales y los proyectos tienen que cabalgar sobre los liderazgos y no al revés. La época medieval de la política en la que los barones pactaban con el rey sin tener en cuenta a los militantes tiene que tocar a su fin. Y lo que propone Tomás es ese viejo socialismo provinciano que se ha hecho impermeable a la sociedad. Su última manifestación afirmando que la gente le ha dicho que prefiere que gane “uno de aquí” – en referencia a su condición de nacido en Madrid frente a Trinidad Jiménez que todo el mundo sabe que es de origen andaluz- es el colmo de la torpeza y demuestra una falta de sensibilidad extraordinaria cuando la xenofobia está haciendo estragos en nuestras sociedades. ¿Un nacido en Andalucía no puede ser un buen madrileño? Esa frase tan torpe de Tomás Gómez la podría suscribir Joseph Lluis Carod Rovira. Y, en esos asuntos, afortunadamente Madrid no es Cataluña.

En esa disyuntiva creo que va a ganar Trinidad Jiménez porque ha sido una mujer que ha ido para arriba, paso a paso, mientras que Tomás Gómez se ha dedicado a adelgazar el partido para tener un control más cómodo sobre él. Y su campaña agresiva de control del aparato se le va a volver en contra.

El episodio de Caja Madrid es definitorio de su forma de entender la política: apoyó a Ignacio González en un pacto siniestro con Esperanza Aguirre para presidir Caja Madrid a cambio de poner a algunos de sus escuderos en el Consejo. Control por encima de soluciones.

Si gana Tomás Gómez vendrán más años del viejo y rancio socialismo madrileño. Si gana Trinidad Jiménez tiene una tarea titánica y dual: no permitir que Esperanza Aguirre siga destruyendo la Comunidad de Madrid como espacio de convivencia y organizar el Partido Socialista de Madrid del siglo XXI.

Mañana puede pasar cualquier cosa, pero lo que ocurra no será menor. La historia está llena de episodios que cambiaron su curso sólo porque la persona adecuada pudo estar en el lugar en donde esa transformación podía ser realidad.

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